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Copia del Santo Crucifijo de los Milagros, realizada a pequeño formato (50 cm el Cristo, 90 cm con la cruz) para una colección particular. Ha sido realizada en madera de cedro tallada y policromada al óleo. La escultora e imaginera ya lo reprodujo en otra ocasión con las mismas dimensiones para la Cruz Parroquial de la corporación de penitencia que actualmente le rinde culto en la iglesia utrerana de Santa María de la Mesa. Hurtado recrea con fidelidad los grafismos de la escultura, desde su fisonomía hasta sus heridas, incluyendo el curioso reguero diagonal de sangre que empapa el perizoma la llaga del costado, pasando por la silueta y el afilado goticismo del rostro. Es precisamente en el arbóreo madero, con nudos y tocones dorados y un INRI distinto y más simplificado, donde la artista se permite más libertad compositiva. El nacimiento del Santo Crucifijo de los Milagros está marcado por el misterio, porque aunque los especialistas aseguran que esta imagen fue creada a finales del siglo XVI, no se han encontrado por el momento documentos que puedan certificar quién fue el escultor que lo talló ni el año concreto de su creación. Historiadores como Salvador Hernández explican que los rasgos formales del crucificado recuerdan, en una primera aproximación y aisladamente considerados, a algunos crucificados de las décadas de 1560 y 1570 relacionados con el entorno de Juan Bautista Vázquez el Viejo. Así, Hernández desliza la posibilidad de que saliera de las manos de los artistas que llegaron en el siglo XVI a Andalucía procedentes de Castilla y que destacaron, entre otros detalles, por su sobriedad creativa. Los orígenes del Santo Crucifijo de los Milagros se encuentran en la desaparecida ermita de Santa Catalina, ubicada en la antigua calle de los Negros de Utrera, hoy Ramón y Cajal, donde se encontraba como mínimo desde finales del siglo XVII, época en que fue adquirida por la antigua Hermandad de San Miguel, que por aquellas fechas se trasladó de su ermita de San Miguel del Campo a la de Santa Catalina. Una corporación, que por motivos no del todo claros, tuvo que abandonar la imagen del Cristo de las Aguas, que veneraba en su primer templo, para dar impulso al comienzo de la historia del Santo Crucifijo de los Milagros. Tras una época tumultuosa, marcada por la invasión napoleónica, en 1815, esta talla de gran calidad en madera de ciprés policromada, que representa a Cristo crucificado y muerto en la cruz, fue trasladada a su ubicación actual, el templo parroquial de Santa María de la Mesa, donde ocuparía la capilla del Sagrario. La referida corporación de penitencia que le rinde culto, titulada Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos del Santo Crucifijo de los Milagros, María Santísima de la Concepción y San Miguel Arcángel, fue fundada como Asociación Parroquial en 1996. En el año 2000 pasó a convertirse en Agrupación Parroquial, no siendo reconocida como Hermandad de Penitencia hasta 2007. Hoy día la talla original del Santo Crucifijo de los Milagros que Encarna Hurtado ha recreado tan detalladamente ocupa un retablo fechado en 1796 próximo a la pila del bautismo. |
© Encarnación Hurtado Molina. Todos los Derechos Reservados.